“SOMOS EJEMPLO PERMANENTE PARA NUESTROS
ALUMNOS”
La maestra Marianela
Rodríguez, de la primaria “Francisco I. Madero”, enseñó a leer y escribir a
niños y niñas con discapacidad visual en San Pablo del Monte
Contextos Regionales
Una noche lluviosa, como tantas en el
verano tlaxcalteca, en la sala de su casa, la maestra Marianela tallaba un
trozo de madera con perforaciones donde colocaba pequeños clavos que formaban
letras para facilitar el abecedario, herramienta similar al tablero Braille.
Mientras con esfuerzo e ingenio
completaba los agujeros sobre la madera, pensaba en si de verdad le serviría a
José Luis, el pequeño invidente de seis años de edad que al otro día ingresaría
a su grupo de primer año de primaria en la escuela “Francisco I. Madero”, de
San Pablo del Monte.
Era la primera vez en esa institución
que un menor con discapacidad visual se integraba a las clases de un grupo
regular. El desafío era enorme.
Cuando la maestra Marianela Rodríguez
Castañeda llegó a dar clases a la primaria, ocho años atrás, jamás imaginó que
se le presentaría el reto que cambiaría su vida profesional y reafirmaría su
compromiso con la docencia: enseñar a leer y escribir a José Luis.
“Cuando me dijeron del ingreso de José
Luis, empecé a investigar métodos de aprendizaje y fui a una escuela donde me
enteré que trabajan con niños con necesidades especiales; una maestra me
compartió un texto donde venía el alfabeto en Braille, y así me comencé a
familiarizar con herramientas como la regleta y el punzón, que son elementos
fundamentales para que los invidentes lean y escriban”, señala Miss Mary, como
le gusta que le llamen.
El trabajo de la Miss Mary se
fortalecerá con el objetivo que establece el Plan Estatal de Desarrollo (PED)
2017-2021 en el rubro de Profesionalización del Personal Docente, donde se
propone estimular el desarrollo profesional de los maestros, centrado en la
escuela y el aprendizaje de los alumnos, así como favorecer su capacitación que
permita la revalorización de su papel en la formación de estudiantes.
En el salón de clases donde comparte
su particular experiencia, rodeada de tareas escolares, útiles y mochilas de
sus alumnos, Miss Mary recuerda que siempre visualizó este reto como una
oportunidad para crecer y aprender cosas nuevas, además de que le permitiría
inculcar en los niños valores como el respeto, la solidaridad y el
compañerismo.
El inicio fue muy difícil, la Miss no
imaginó que lo fuera tanto. No importaba. El menor la necesitaba para aprender
las letras y ahí estarían ambos hasta lograrlo. Mary construyó la regleta y el
punzón de madera, e inició un proceso de aprendizaje que le permitió adquirir
las bases del sistema de lectura y escritura Braille para generar en José Luis
el gusto por las clases.
El transcurrir de las estaciones del
año y el calendario escolar, así como el buen desempeño de José Luis motivó a
la Miss Mary a diseñar materiales didácticos que se adecuaran a las necesidades
del estudiante invidente. Llegó incluso a traducir cuentos infantiles a este
sistema de lectura para hacer más alegre la enseñanza de José Luis. Mientras,
los amigos del pequeño, sensibilizados por la maestra sobre el tema de las
personas con discapacidad, lo ayudaban a reconocer su entorno e integrarlo en
su grupo.
La capacidad de adecuación del menor y
su destacado interés por aprender, a la par del acompañamiento que brindaron
las autoridades escolares, permitieron que José Luis no solo supiera leer y
escribir, sino que también aprendió con rapidez a sumar y a restar.
De esta historia hacen ya cinco años.
Hoy, José Luis cursa el quinto grado y, con determinación, continúa sus
estudios para estar cada vez más cerca de ingresar a la secundaria; está
aprendiendo a utilizar la computadora y participa en concursos de lectura en
Braille.
Desde entonces, y a partir de su
historia de éxito impulsada por la Miss Mary, más niños y niñas con alguna
discapacidad visual o auditiva comenzaron a llegar para inscribirse en la
primaria “Francisco I. Madero”. La voz se había corrido.
Con gusto, Miss Mary recibió a Blanca,
niña con debilidad visual, a quien ayudó de la misma forma que como a José
Luis. Además, los conocimientos de la profesora se ampliaron una vez más, pues
con Érick, niño diagnosticado con poca sensibilidad auditiva, aprendió el
lenguaje de señas que ahora comparte con el resto de los alumnos, quienes se
comunican con su compañero a través de este sistema.
El impacto de la labor de la Miss Mary
en sus alumnos ha sido tal que ahora el plantel cuenta con rampas y accesos
adecuados para estudiantes con discapacidad, y las familias de la región
reconocen que la primaria “Francisco I. Madero” es un referente para niños con
necesidades especiales.
Ya es verano otra vez y Miss Mary se
prepara para que el próximo ciclo escolar la primaria reciba a un menor
invidente más, pero esta vez en el quinto grado, lo que significará un desafío
mayor para ella pues en esta etapa el aprendizaje es más complejo. Aun así, la
maestra ya imagina las herramientas y los pasos a seguir para sacar adelante a
su nuevo estudiante, como lo ha hecho desde mucho tiempo atrás.
“Me da mucho gusto decir que yo formé
parte de esas historias de éxito; como maestros tenemos que comprender que, de
alguna manera, los alumnos dependen de nosotros, somos su ejemplo permanente y
es nuestra responsabilidad enseñarles que no existen límites, y que siempre
deben tener metas”, reflexiona Miss Mary en el salón de clases que ha visto
crecer, de muchas formas, a Érick, Blanca y José Luis.